Solitaria bajo las sombras,
del susurro de un árbol en primavera.
Entre rizos despeinados constantes,
puros rizos de secretos,
envueltos en caprichos juveniles,
envueltos en sentires de esta soledad que me atrapa.
Hoy,
momentáneos recuerdos,
que hablan sutilmente,
al compás de mis versos.
Inmóviles de este tiempo y espacio,
tan amargo y tan bueno.
Observando la dócil multitud,
la multitud dormida entre pasos.
Con vidas y muertes,
solo pasan por mis ojos,
los únicos pensamientos,
de que sigo aquí.
Pero quién sabe,
si es que ya estoy muerta.