Extraño es que la cercanía
pese más que la distancia,
pero lo es aún más
que una contradicción
tan burda como esa
permita a las manecillas
de este reloj de bolsillo
llamado vida
corretear libremente.
Y que en su desenfrenado avance
se desenvuelvan cientos de historias,
algunas de las cuales pueden congelarse
y ser eternamente admiradas
a petición personal.
Constituyen un simple vistazo de lo que fue,
ignorando lo que verdaderamente es
y distorsionando lo que será.
Brillan incitando
a un intento ilusorio de poseerlas,
sin embargo solo conducen
a una angustiosa ceguera,
la cual puede ser solamente temporal,
si es que se logra reunir
aquello excepcionalmente necesario
para echar a andar una vez más,
perdiéndose y encontrándose
uno mismo
a lo largo del camino.