La ayuda

Si no te piden ayuda,

no la regales;

simplemente permanece atento

para entender las señales.

A veces, te estarán suplicando

con ojos tempestades,

con su sonrisa de seca rosa

o con sus lágrimas cauceleando entre las calles.

Escúchame, mujer mariposa:

es de valiente mostrarnos vulnerables

y no quedarnos con el capullo

sino echar a volar para no sufrir más por estrés.

Cuanto  más humano me confieso,

menos me lamento ante cualquier traspiés,

¡si te equivocas no pasa nada!

si esto lo entiendes, te liberaste del arnés.

Retomo la cuestión de la ayuda,

de su entrega sin solicitud;

la intención es buena

pero, en ocasiones, quien pierde eres tú

porque quizá esa humana

ya arregló la dificultad

y, si tú se la resuelves,

tú se lo recordarás.

Si no te piden ayuda,

no la regales;

hay que permanecer atento

para entender las señales.

2 respuestas a “La ayuda”

  1. y por desgracia me confundo…ayudo a quien no solicita ser salvado…mala costumbre ser ese que al final carga con lastres ajenos…así la vocación suicida, así los días..Besos al vacío

    Le gusta a 1 persona

    1. verlo sirve para modificarlo ❤

      Le gusta a 2 personas

Replica a Celeste Jiménez Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas