Ahora que la marea
provocada por el impostergable paso del tiempo,
ha borrado los últimos recuerdos
impregnados en la fina arena,
cuya extensión alcanza a llegar
hasta donde la mente
es capaz de volverse a encontrar.
Es en ese momento en el que incluso
la más débil e insostenible reminiscencia
se vuelve contra su creador,
y este enfrenta un agónico dilema:
aferrarse al último pedazo de cuerda
arraigado en los anhelos de su ser,
envolviéndose en la ingenuidad y el capricho,
o dejarse llevar y aceptar la idea de buscar la luz
en un rincón del alma hasta ahora ignorado.