Te busco en el tierno color blanco de las nubes
porque veo en ellas tu cabello de algodón,
y te siento a mi lado
susurrándome todos tus planes conmigo.
Te busco en las revistas de aviones que coleccionabas
y recuerdo que esperabas con ilusión el día de encontrar mi firma en una de ellas,
y te extraño con tanta fuerza,
como si la física y la gravedad estuvieran de mi parte y me dejaran atraerte.
Te busco y veo en los monumentos de tu ciudad,
la que te llenaba de orgullo,
la que esconde tus recuerdos,
la que guarda tus historias quijotescas,
la que querías mostrarme y ahora me toca visitar sola.
Llegué a la plaza de las postales que me enviabas,
vine a admirar el paisaje y me encontré con los pasos que dejaste.
El nudo de mi garganta lleva tu nombre y me obliga a escribirte,
tengo un stock de amor y agradecimientos que no te terminé de dar.
Dedicado a mi viejo, el viajero que no regresó
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