Edifiqué tan lenta biografía
con sólido cimiento de agua oscura;
de enturbiadas columnas, luz impura,
en una misteriosa astrología.
El oscuro arquitrabe sostenía
la indigna letanía, la amargura
del tiempo que, falaz, ya me asegura
que el palacio a la muerte ya me guía.
El tiempo que, por fin, se ha detenido,
las estancias desiertas ya nos muestran
esa ardiente ceniza del olvido
donde algunos recuerdos me demuestran
el único motivo con sentido:
tus ojos que a la muerte defenestran.

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