Mi piel se viste de noche,
noche callada,
noche repleta de estrellas negras
con fulgor de fuego.
Mi piel suena a retumbo,
tucutú tuntún de los tambores,
tan bueno el corazón que resuena
sobre el retozar de las cadenas.
Mi piel llama a tu lengua caliente,
mi piel sabe a rayos, a truenos, a relámpagos,
mi piel se siente a caos entre tus dedos,
mi piel huele a tabú con sabor a azúcar,
caramelo de carne prieta sabor a muerte vieja.
Mi piel en el tronco agujereado por termitas,
mi piel en la tierra con huellas de zapatos,
mi piel en el madero que adorna el cielo
y quiebra el cruel reinado de las nubes.
Mi piel cajón de cajones,
cajón del alma, cajón de huesos,
cajón de dolores sin enterrar
en tu mirada claroscura,
en tu voz condescendiente,
en tu mano que busca la mía
por cazar el contraste
con mi piel.
Sabrina Feliz
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