Sin deberle nada al mundo

Yo dejo la palabra sobre la palabra
la palabra abrigadora de palabra
la palabra resorte de palabra
la palabra suelo y excremento debajo de la palabra
que salga a airearse
y se exhauste
y duerma luego a sus anchas
sin deberle nada al mundo.

Yo dejo libre la transgresora palabra
que no sabe lo que dice
y no se entiende a sí misma
y se repite
y es redundante.
Ya otros estudiaron para decir sabiendo
y sus doctorados los colocan
como jueces de voces
traductores de lenguas
árbitros de la poética.

Yo dejo la palabra como dejo el pecho
puerta de dos alas de catedral en domingo
estandarte que el viento zarandea
y sobre el que la lluvia se derrumba sin recato
para quitarle la leve arrogancia del flote.

La palabra que yo dejo duerme boca arriba
boca abierta
como un tinajón enterrado
en la panza de un lagarto
donde las aves se acercan a beber.

Giselle LF
@glf.writes
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