Tres decibelios de más en mis córneas,
no quiero seguir viendo la tierra
bajo la semilla de tu perspectiva.
Eones de evolución tratando de aprender
y barres en un suspiro todo lo olvidado
por décadas de ausencia.
No quedan maestros, no quedan aprendices,
solo una legión enfervorecida
reclamando un lugar sin pertenencias,
solo un pueblo empobrecido
cultivando penitencias.
Ahora ya queda el suspiro
que en soliloquio enfermizo
atesora la experiencia de un mal menor,
donde la vida quiera pasearse
de puntillas y a duermevela
y quizá pueda encontrar
al amanecer de mis pupilas
una fumata blanca que recorra mi vida
como un ciempiés en el álamo de la esperanza.

Enrique Morte
@enrique.morte_poesia
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Óscar Quiroga
@quirogautor
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