He deletreado
la honda hambre
que mueve mis miembros,
la espesa y gruesa sed
que me deambula.
La he dividido en sílabas,
la he masticado
sin digerirla
para colocarla en la boca
de los pichones.
Ha quedado siempre
detrás de las aves
y las densas vértebras,
después de la apoteosis
y la serena tarde hidrofóbica,
la grafía de algo
que pasa de largo.
Como orden léxico
inferior a toda su apariencia de caos
ha quedado su prófuga sombra.
Giselle LF
@glf.writes
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