En las estaciones ya me siento
en otra ciudad.
Antes de que a por mí llegue
el tren que ha de llevarme
despavorido a otro inicio,
ya estoy convencida de estar
en otro lugar
sea este un amplio parque verde,
o un vertiginoso ático celeste.
Desde las apresuradas ventanillas
los espacios y sus cosas
parecen de juguete,
casi por poder tocarlas
entero por nunca alcanzarlas.
Viajar por necesidad es una huida,
hacerlo por placer es únicamente viajar:
toda huida es un viaje,
mas, un viaje no siempre es una huida.
En las estaciones, me siento,
como lo hace un pez en el desierto.
Sin vida. Pero latiendo.
Tiro la soga del pasado y esta me libera.
No es tan cobarde mecerse entre los péndulos
del reloj que marca los tiempos
a una parada sin destino.
No. No es temerosa mi marcha.
Pues cada vez que hago un paso adelante
todos mis miedos dan marcha atrás.

Miriam González
@mer_adonai
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May Olivares
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