El día internacional del trabajo un hombre de negocios desperdicia la tarde en un bar del centro.
Es mediodía. Es muy temprano para embriagarse,
para enamorarse y,
especialmente,
para estrecharle la mano a un amigo.
Uno que había estado dándole la vuelta a la manzana se cansó y se sentó a tomarse una Coca-Cola a la sombra de un árbol.
Transeúntes apurados buscan la sombra y se apilan en la cafetería. El clima se siente como cualquier otro día de mayo. La bartender es hindú y no tiene prisa. El policía es blanco y no tiene prisa. El loco de las vueltas termina la Coca-Cola y enloquece por segunda vez.
Los ciclistas que alguna vez fueron atletas recorren las calles estrechas a toda velocidad, porque es difícil dejar la costumbre.
El cuerpo de un alcohólico es puro vacío. Cristal en vez de carne. Vaso vacío. El vaso se llena. 16:17. Es muy temprano para intoxicarse.
Ya no hay hombre que le dé vueltas a la manzana. Es muy tarde para enloquecerse por tercera vez.

Lina M. Betancourt
linabetancourt.com
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