Ilustración: «Sophia’s Mercurial Waters» Mark Ryden https://ar.pinterest.com
Me dijiste que no te delatara, que pronto serían las seis y todo llegaría a su fin. Yo te respondí que otros habían caído, y que tu turno se avecinaba. Fue por eso que los dos corrimos, y agitado, al llegar, gritaste: ¡pica para todos los compas!. Comencé a perseguirte por todo el patio, me tomaste de mis pelos, yo te tiré con el envase de una plasticola. Te reíste y comenzaste a hacer gestos, yo te saqué con impunidad la lengua, y los dos cantamos una canción vieja; de esas que se escuchan en las telenovelas de antaño. Y entonces yo comencé a brincar, para ver si me seguías, para ver si te animabas. Saltamos juntos como animales, con un poco de locura y algo de demencia.
Llegamos a un arroyo, tiramos piedras al agua, gritamos a los vientos; entonces fue cuando nos tocamos y vos te sacaste la camisa. Yo lamí tu pecho casi púber, mientras acariciabas mi entrepierna e introdujiste tus dedos, y yo vi las estrellas. Nos revolcamos por el pasto como dos crías en celo, y esperamos desahogarnos, encontrar algo de consuelo.
Por: Male Biangardi (Argentina)
porcelana-fina.blogspot.com.ar
Únete a nuestras redes:




Replica a Roberto Cancelar la respuesta