Nunca dejes de sonreír

Ha pasado un mes, lo sé por los 31 días que marcó el calendario, por las 744 horas que sonaron en el reloj de la pared y por los mil soles que aún queman mi garganta al recordarte.

Lo supe desde el minuto uno, esto no va a ser nada fácil, es como un mundo nuevo, estoy casi segura de que cuando te fuiste abriste un portal dimensional y yo lo atravesé, tratando de seguirte, pero aquí me quedé, en esta realidad parecida a la mía, en la que no estás, en la que el tiempo pasa, parecido que en mi mundo, pero no es así, es más lento, como plasma, como lava ardiendo y quemando todo a su paso, la gente es parecida, pero más fría, aunque mi pecho está abierto y sangrando, a ellos no parece importarles, se paran sobre la sangre y exigen que sonría, que sea la misma, la misma que era cuando estabas aquí, no saben que morí junto a ti.

No lo saben, y si lo saben no les importa, la vida no se detiene para sanar un dolor que nadie ve, la vida y la gente siguen avanzando sin ver, aunque sea en los mismos círculos que han dado por siempre, avanzan repitiendo los mismos ciclos sin fin, no ven, no se detienen para levantarte si has caído, no tienes permiso de llorar, no tienes permiso de sufrir, debes nunca dejar de sonreír.

Sus ojos negros y vacíos escudriñan mi alma, o lo que queda de ella, en busca de algo diferente que no deba existir, sus sonrisas falsas congeladas demandan que no las mires así, como si fueran extrañas, sin una sonrisa en tu propia cara.

Es como si se dieran cuenta de que no soy de aquí, que una parte de mi alma acaba de partir, aunque la otra siga aquí, pero yo no sé cómo seguir, dividida así.

Los días son crueles navajas invisibles que cortan mi espalda, pasan sin dejar de mentir, el tiempo ya no se mueve así, en este mundo, nada tiene sentido, el reloj avanza, pero yo no me muevo, los días pasan, pero yo no crezco, y la nube gris, no deja de llover en mí.

Ha pasado un mes, lo sé por los 31 días que ha marcado el mentiroso calendario, lo sé, por las 744 horas que sonaron en el farsante reloj de la pared y por los mil soles, que aún queman mi garganta al recordarte. Sé que ha pasado un mes, pero aún no logro aceptar, que ya no te volveré a ver.

 

2

Una respuesta a “Nunca dejes de sonreír”

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entradas relacionadas