A veces, (ning)una palabra cambia el sentido.
Por (no) decir algo disparatado, (nada) he sufrido.
Más de uno (dirá que este) está en crisis, no sabe lo que dice.
Termino de escribir mis líneas, y (ya ni siquiera) sé lo que hice.
Abramos la cabeza (con) un poco más (de paciencia).
Sabemos muy bien que (casi nada) tiene su ciencia.
Un jardín (de letras) estamos aquí cultivando.
Con mucho cariño, la florida (verba) plantando.
Segundo movimiento del concierto «Invierno», de las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi (1717). Delicadas como cristales de nieve, así suelen ser nuestras palabras.



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