Te tengo y no, maldita suerte artera
ilusión de aprendiz de barra libre,
ignorante del hecho indiscutible
de que el amor es dama pasajera.
Te quiero y no, confieso que he vivido,
ladrona de mis besos de buhardilla,
no me dobles el sueño en pesadilla
y deja el porvenir en el olvido.
No atiendas al reloj, maldita esfera,
que una hora contigo es gloria pura,
y endulza con tus mieles la amargura
de saber que esta dicha es pasajera.
Vístete con mi piel, no saldré ileso
pero abriré con ansia tus cerrojos,
cúlpame del delito, tenme preso,
del delirio que prometen tus ojos.
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