Te llevo dentro,
quiero ser sofá
si puedo cobijar tu calorcito
y, así, guardarme tus domingos.
Tan solo ansío
que te sientes
y me cuentes la verdad;
mira mi pecho abierto:
recibirá tus palabras en forma de balas
o de luz
pero, sea lo que sea,
quiero sentirlas ya
para acabar de una vez
con lo que acaba conmigo.
Yo ya tuve terapia conmigo misma
y en mi ejercicio obtuve
que quería destrozarte la cara
para vengar a mi corazón en ruinas.
Una alarma roja agitó la sala
cuando una pantalla mostraba
que por mi cerebro pasaba
la idea, silbando y con las manos en los bolsillos,
de que luego te restauraría a besos.
Más pena llevo yo
si la calculadora se rompe
al tratar de descifrar
cuánto tiempo sumo así.
Matemáticamente no me salen las cuentas
y, amorosamente, menos
ya que cuando te besa el sol
se ve al monstruo que se esconde
detrás de tus ojos.
Yo también necesito un consejo de sabios,
yo necesito olvidarme de tus labios,
yo me necesito a mí
y no sentir más este daño.
👏👏👏
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Muchísimas gracias por leer y comentar. Un abrazo fuerte.
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Es un placer degustar tu blog.
⚘
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Intenso. Muchas gracias.
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Muchísimas gracias de todo corazón.
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a ti por leerlo y comentar
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Muy bonito, celeste.
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Carlos, es un honor si viene de ti. Un abrazo.
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Me ha llegado y me ha parecido muy muy hermoso.
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Dante, que tú me digas esto le aporta más relevancia si cabe a tu comentario. Muchísimas gracias por tus palabras; yo no encuentro las apropiadas para responderte, se me queda grande. Simplemente, mandarte millones de abrazos.
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