Tengo un agujero en el alma
lleno de ramas,
quemándose desde adentro.
Veo el fuego germinar
azul, es el más fuerte,
y quema, quema.
Primero quemó las hojas,
las ramas ardieron después.
Está helado
el fuego.
Tengo un agujero en el alma
ardiendo a borbotones,
y le echaré más ramas,
que arda, ¡que arda!,
que mi corazón comienza a sentirse tibio,
y mis manos se evaporan,
mis piernas se vuelven polvo,
tiemblan,
se desparraman mis pies tocando la tierra.
Se disipan mis ramas,
se vuelven ceniza,
y quema, quema,
que quiero desaparecer,
desvanecerme en el aire,
como mi corazón que se evapora
en el halo resplandeciente de la aurora
de color negro.
Joselyn Revelo
Madre mía, qué belleza.
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“Está helado el fuego”. Dime si no es mágica la poesía. Te felicito bello escrito.
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