¿Cómo despedirse de las dudas?
Cómo dejarlas cuando ya fueron tantas las veces,
que la confianza se fue en el bando de lo fácil.
Ay las dudas,
que también tienen la misma razón de verdades,
así como también de mentiras.
Ay las dudas,
tan dichosas de tener la atención,
de un ser no tan seguro,
aun sin merecerlas.
¿Qué son pues las dudas?
Si no son el fruto de lo más acobardado de la vida,
la traición.
¿Qué son más que dudas?
si al escupir mentiras,
rebotan miserias de verdades.
Siendo la más simple y sencilla verdad,
nos convertimos en Sócrates dudado y cuestionando todo.
Ay las dudas,
tan impredecibles,
que no te esperan ni te advierten,
del tan allegado peor sentimiento.
En el alma de quienes esperan verdades,
y a la misma vez dudan de ellas,
por un contexto parecido,
al don de aparentar y seguir siendo,
falsamente admirado.
Al final de los días, las palabras, los hechos,
los despliegues,
los sucesos,
amamos tanto dudar que,
es absurdo darse cuenta.