El futuro pendía de un hilo.
Se debía laborar con sigilo.
A lograr una gran transición.
A impulsar una limpia visión.
No dormía desde hacía semanas.
No quería que se hicieran macanas.
Anhelaba contribuir al gran cambio.
Del pasado, no quería resabios.
Los esfuerzos se vieron premiados.
Resultados por todos loados.
No fue candidata: fue electa.
Por justicia, del pueblo dilecta.
Escribo estas líneas el 24 de noviembre de 2019, día de elecciones en mi país.
Veintidós años atrás fallecía mamá, tras dedicar veinticinco años de su vida a trabajar en la Corte Electoral uruguaya.
Te dedico, mamá, este humilde poema.
Fuente de la imagen: https://www.flickr.com/photos/mmmswan/23131244506
Maravilloso
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¡Cómo me alegra que te guste!
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Nada mejor que tus letras para brindar ese ya recordado pasado; de encuentros, de charlas, de mates… Me adhiero a tu dolor que no cicatriza nunca. Un cordial saludo.
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Mamá fue un soldado de la mal llamada “burocracia”, nunca paró de trabajar para que las cosas se hicieran. Y que se hicieran bien. Hoy en día, cada vez que las cámaras de televisión muestran la apertura de una urna y el recuento de votos, me parece ver sus manos detrás de todo eso.
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Me emocioné, gracias por compartilo!
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Me encantó el poema, un baño de dulzura a esta campaña electoral. Las mejores memorias hacen poemas hermosos. ¡Felicitaciones!
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Increíble como cada suceso puedes convertirlo en poesía.
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Solo si “algo” se me mueve en la entraña… o si veo que brilla una luz especial.
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¡Precioso!
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Me emociona que haya tantos comentarios. Por mamá. ¡Muchas gracias, Carlos!
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