No la veas así, pues ella no es el pecado ni la falla.
Aun cuando su cuerpo está a punto de ser profanado, por primera vez.
Ella, es el templo, ella es tu única y posible penitencia.
Obsérvala en la oscuridad como la diosa que siempre ha sido y será, antes o después de ti,
luz.
Ahora, hazla sentir como si ella misma fuera tu único templo,
tu única religión, aquello por lo que vivirías y darías la vida.
Ahora, cumple las promesas que le has susurrado al oído previamente.
Ahora, no goces de ella, goza con ella.
No, no la veas así.
Obsérvale, adórale y contémplale,
pues no sabes si esta será la primera o la última vez
que tengas la oportunidad de estar a su lado,
de tener el mismo aire,
de coincidir en la misma cama, en el mismo tiempo, en la misma vida.
👏👏👏
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