Todo era una película
en cámara rápida,
una película seca
con casas de cartón,
tierra roja,
grama verdísima,
ilusionante.
La luz mucha luz.
La noche muy noche.
Los sabores no para mi lengua.
Todo era blanco
y brilloso.
Me podía mirar
en los pisos del supermercado,
en las puertas de las oficinas.
Miraba el bulto que era,
el bulto que estaba.
No recuerdo la cara del bulto,
solo la cinetosis
y el olor a caucho de mis labios.
Giselle LF
@glf.writes
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